19/10/09

Bueno y qué?

Dilema: Vivo agobiada por la prisa, siempre con el miedo de llegar tarde a todo; por complacer a los demás; por ser responsable de todos los que me rodean; por caer bien a todo el mundo; por no fallar en mi trabajo; por ser la mejor anfitriona; por NO SABER DECIR QUE NO.
Respuesta: Tu no eres responsable de los que te rodean. No tienes por qué caer bien a todo el mundo y quien crea que eres una estúpida, ¿bueno y qué?

La vida se convierte en una sucesión de puentes donde nunca te paras a felicitarte por el que acabas de cruzar porque siempre tienes en mente el siguiente.

13/10/09

Soy celíaco. No como harinas.

¿Quién dijo que ser celíaco fuese aburrido? Si todavía hay alguien que piense así quiere decir que aún no ha probado las convivencias juveniles en las que las palabras apatía, hambre o tristeza no existen. Solo hay que dejarse llevar y de repente: la monotonía desaparece, los problemas se olvidan y solo hay cabida para colmarse de una buena dosis de energía, dinamismo y buen humor.

La prueba más reciente ha sido la IV Convivencia de Jóvenes Celíacos organizada por FACE Joven del nueve al doce de octubre. En esta ocasión, ACECAN (Asociación de Celíacos de Cantabria) fue la anfitriona y consiguió reunir a cerca de 70 jóvenes llegados desde diferentes partes de España. El objetivo, al igual que en anteriores convocatorias, sigue siendo el de crear un punto de encuentro para toda aquella persona que, entre 18 y 35 años, desee conocer gente en su misma situación, intercambiar experiencias y, como no, pasar unos días fuera de casa sin preocuparse por la dieta sin gluten.

Los vítores del himno oficial “Soy Celíaco” y la bandera de FACE Joven conquistaron Cantabria a su paso por Solórzano, Santillana, Santoña, el Soplao, Laredo, San Vicente de la Barquera y Santander y la abandonaron por la puerta grande anunciando que pronto volverán. El lugar es lo de menos, lo verdaderamente importante es el reencuentro.

5/10/09

La despensa gourmet del corazón de Madrid

Hablar del Mercado San Miguel no es nada nuevo, y menos para los paladares más selectos de la capital. Este entramado de hierros, próximo a cumplir sus cien años de existencia, no permite zafarse a ningún amante del buen yantar o aficionado a la cocina. Por sus puestos se pasean diariamente centenares de asiduos, curiosos y turistas que si no caen en la tentación de comprar productos de primera calidad y además, diferentes y exclusivos en muchos casos, sí lo harán a la hora probar alguna de sus exquisiteces que saltan a la vista y al gusto con tan solo mirarlas.