6/8/11

Estar en Babia

Estar en Babia es, en cualquiera de los sentidos de la expresión, un remanso de paz.


Agosto es perfecto. El paisaje se debate entre el amarillo castellano y el verde asturiano con un maravilloso fondo de roca blanquecina. Hay casas de piedra anaranjada y contraventanas de metal, balaustradas de madera, a veces austeras y otras recargadas de flores de colores. Hay iglesias humildes de preciosos campanarios y espadañas coronadas por nidos de cigüeñas. Y por último hay caminos solitarios que huelen a amapolas y saben a moras. Ésta es mi postal de Babia, el lugar por el que mi madre me ha transmitido una pasión sin límites.

Lo que me trae de vuelta allí al menos una vez al año, no son sólo mis raíces sino también la garantía de saber que si me acerco a Torre de Babia me reciben con los brazos abiertos, flores en la mesa, una gran dosis de cariño y una comida cargada de buenas intenciones después de la cuál el paseo nunca se hace esperar. En el camino, el árbol rebosante de cerezas se hizo irresistible. Para todos.


Fueron tan irresistibles que no llegaron a formar parte de una receta. En cambio, conseguí guardarme algunas  para decorar mi arroz con leche.

 

Babia y arroz con leche son una buena mezcla y el broche final lo pondré mañana inaugurando una nueva década de mi vida.

Feliz verano. Mi regreso será la crónica del viaje que nos espera.


a r r o z   c o n   l e c h e

- 2 l de leche entera
- 100 g de arroz bomba
- 100 g de azúcar
- piel de limón
- canela en rama

1. Poner la leche a hervir junto a la piel del limón y la canela en rama. Una vez se haya impregnado de todo el aroma, quitar la piel de limón y la canela.
2. Añadir el arroz y remover sin parar durante una hora y cuando el arroz se haya cocido y la leche se haya convertido en crema, incorporar el azúcar.
3. Seguir removiendo hasta que se reparta bien, dejar al fuego lento unos minutos más y retirar.
4. Dejar enfríar antes de comer y una vez fría, consumir o conservar en frigorífico.