La vida junto a Léa es un viaje con muchas paradas de muchas primeras veces. Cada día hay un cambio que no solo se queda en la retina del ojo, en un baúl o un diario, sino que va mucho más allá.
Esta semana Léa ha podido disfrutar de mis padres, o mejor aún: ellos han disfrutado de ella y de todas las novedades que acumula en sus casi recién cumplidos cinco meses. No es fácil estar lejos. Verles a los tres por la ranura de la puerta hacerse carantoñas, reír a carcajadas y jugar es algo muy emocionante difícil de olvidar.
Hemos aprovechado a pasear lo que la lluvia nos ha dejado y a tomarnos algunas tazas calentitas acompañadas de algún dulce casero mientras charlábamos. Todo eso ya compensa la distancia.
Hasta muy pronto con una nueva receta y más historias para compartir.