2/6/13

Bretaña y unas galettes



Nunca había imaginado el azul turquesa del mar de la Bretaña francesa, Sus tonalidades me embriagaron, son quietud para el alma y también para el espíritu. En la inmensidad de esta playa no queda lugar para la apatía o la preocupación, es el lugar perfecto para ensanchar los pulmones y liberarse de todo.

Cuando preparamos las maletas nos gusta planificar pero sobre todo, una vez dentro del coche, dejarnos llevar por el instinto. Al final, nos salimos siempre de la ruta marcada y esos son los maravillosos momentos en que, de repente, descubrimos lugares como este.

Nadie habló durante minutos y ese silencio fue el mejor en mucho tiempo.


Monsieur et Madame Coquille nos recibieron en su magnífica casa de Saint-Malo rodeada de flores perfectas, cabras y ovejas. Bucólico, rústico y familiar... a mi gusto.


La belleza allí reside en todo: en los pueblos, en los mercados, en los campos, en la comida, en el mar, en la gente, en las flores, en el marisco...


Cuando veo cestas llenas de flores recién compradas, me alegro de que vivir en esta parte de Europa me haya enseñado la maravillosa costumbre de hacer acopio de flores frescas al menos una vez a la semana.


Cancale, Dinan, Dinard y... Mont St. Michel: un triángulo perfecto en el medio del mar o del no mar, según las mareas. Hablar de Bretaña es como hablar de Asturias: el verde, la cultura celta, la lluvia, la sidra y nuestros frixuelos que ellos sustituyen por "galettes": diferentes ingredientes, mismo estilo.


Las clásicas galettes solo llevan harina de sarraceno, por lo que me encanta poder comerlas. A la vuelta no me he podido resistir a prepararlas con su también clásica salsa "caramel au beurre salé". Pueden llevar un relleno dulce o salado y en ambos casos son irresistibles.


g a l e t t e s   d e   s a r r a s i n   a v e c   c a r a m e l   a u   b e u r r e   s a l é

- 100g de harina de trigo sarraceno
- 25g de harina de arroz
- 25g de almidón de tapioca
- 125ml de leche
- 125ml de agua
- 2 huevos
- salsa de caramelo para acompañar

- Mezclar el agua,, la leche y la harina y después añadir los huevos uno a uno hasta obtener una pasta lisa y homogénea sin grumos
- Dejarla reposar al menos una hora en el frigorífico.
- Pintar una sartén con mantequilla y calentarla a fuego medio.
- Con un cucharón ir vertiendo la masa en la sartén sacudiéndola en forma de círculo para que la masa quede bien extendida.
- Cuando comienza a cocer y salen pequeños agujeros en la superficie, dar la vuelta y cocer por el otro lado.
- Rellenar con la salsa en el medio y cerrar todos los lados para que no se salga.
- Servir cuando aún están calientes.