Nos empeñamos en pensar que un día gris puede empañar el resto de la semana y empaparnos de tristeza, sumirnos en una apatía injustificada cuando en realidad nada de lo que ha pasado es tan grave como para hacernos desperdiciar el tiempo. La solución está simplemente en ser inteligentes y sufrir de manera sensata. No obstante, no está de más que, en esos momentos, un amigo nos recuerde que:
"Cada segundo es un regalo". Gracias Luis.