A pesar de la fecha, el verano se ha olvidado de pasar por aquí y la lluvia y el frío no se quieren ir. Gracias a ello, hemos disfrutado de un día especial junto a nuestros amigos en su casa de las Árdenas, en el sur de Bélgica.
Evadirse de la ciudad y compartir momentos diferentes en familia es importante para descansar de la rutina. El campo siempre es el lugar idóneo para nosotros: las flores, los árboles, los productos locales de la tierra y la calma. Comenzamos a educar a Léa.
Mientras llegan las vacaciones y el sol, hemos hecho acopio frescura, naturaleza, sabor y tradición belga-vietnamita gracias a nuestros amigos. Léa ha tomado conciencia por primera vez de la belleza de lo rural en una región muy similar a la que en unas semanas conocerá. Se ha divertido bajo la lluvia y ha aprendido que los besos, además de sonar, también son los que mamá le da cuando se acerca a su carita, cierra los ojos y la huele.
