1/2/10

Paren el mundo, que me quiero bajar

En un mundo en el que la política ya no son ideas sino personas;
en el que apuntar al poder es el blanco perfecto;
en el que nadie para un rato y mira más allá de sí mismo;
en el que todos somos solidarios sin serlo;
en el que los artículos de lujo son el aire y el silencio;
en el que las personas cada vez importan menos;
en el que las empresas más exitosas son las que más envenenan;
en el que a los niños se les roba su infancia;
en el que los países que más custodian la paz son los que más armas venden…
En un mundo así… caminar es un peligro y respirar una hazaña.

Como dice Galeano en, probablemente, su mejor obra de Antropología Política:
Este modelo de vida que se nos ofrece como gran orgasmo de la vida, estos delirios del consumo que dicen ser la contraseña de la felicidad, nos están enfermando el cuerpo, nos están envenenando el alma y nos están dejando sin casa, aquella casa que el mundo quiso ser cuando todavía no era.
Aunque estamos mal hechos, no estamos terminados, y es la aventura de cambiar y de cambiarnos la que hace que valga la pena este parpadeo en la historia del universo, este fugaz calorcito entre dos hielos, que nosotros somos.”
(“Patas arriba, la escuela del mundo al revés”, Eduardo Galeano)