Después de viajes, bodas y ceremonias, exámenes y otras ocupaciones, llega un viernes muy esperado por una gran noticia (para nosotros): descansamos y dejamos que la improvisación nos siga descubriendo Bruselas. Habrá tiempo para cocinar, pasear, ir al mercado, quedar con los amigos, seguir decorando la casa y hacer todo ese tipo de cosas normales que a veces cuesta creer que sean tan difíciles de conseguir.
Y como ya es verano y la fruta se me hace aún más indispensable, ha sido imposible no pararme en uno de los puestos de camino a casa. Unos albaricoques han ido a parar primero a mi cesta de la compra y después al horno para preparar con mimo los largos desayunos que nos esperan este fin de semana.
Cualquier fruta simplemente al horno es un placer para el paladar así que a veces, al margen de la receta, suelo poner la sobrante en un recipiente espolvoreada con azúcar y dejarla cocinarse en el horno mientras lo voy precalentando para la receta.
g â t e a u a u x a b r i c o t s
- 8 claras de huevo
- 120 g de avellanas en polvo
- 430 g de harina sin gluten (mitad de mijo y mitad de almidón de maíz)
- 225 g de azúcar
- 150 g de mantequilla fundida
- 5 albaricoques cortados a la mitad y deshuesados
- 50 g de azúcar
- ralladura de limón
1. Precalentar el horno a 180º C.
2. Fundir la mantequilla y dejarla enfriar. Poner los albaricoques en un bol con el azúcar y reservar.
3. Montar las claras con el azúcar e ir incorporando la mantequilla fundida sin dejar de mezclar.
4. Añadir la ralladura de limón y las avellanas molidas.
5. Tamizar la harina e ir incorporando con movimientos envolventes.
6. Engrasar un molde y extender la masa.
7. Colocar las mitades de los albaricoques.
8. Hornear durante 40 minutos a 180ºC.
9. Dejar enfriar 10 minutos y después desmoldar.
¡Feliz fin de semana!