Léa y yo aún no podemos jugar mucho, al menos no a juegos que entienda demasiado, así que me entretengo enseñándole a agarrar objetos. Ella se divierte y me sonríe. La manera en que me sonríe de repente me trastoca, deslizo el dedo por su barbilla y le abro la boca. Justo vuelve a sonreír y me sobresalto cuando veo que su primer dientecito comienza a asomar.
Hoy es sin duda un día muy importante. He hecho un dulce, como siempre que celebro algo y como siempre que no, porque no me hacen falta realmente justificaciones.
Lo hemos vivido en casa, no nos hacen falta paseos ni parques llenos, días soleados o verano. Es simplemente una buena noticia y se puede vivir de muchas maneras sin que por ello deje de ser perfecta. Lo que he visto lo retengo en mi memoria, lo que he escrito está en su diario y la emoción que me produce la saboreo en esta tarta.
t a r t e a u x p o i r e s e t c h o c o l a t
- 150 g de harina de arroz
- 50 g de harina de mijo
- 20 g de cacao
- 100 g de mantequilla en dados
- 50 g de azúcar
- 2 o 3 cucharadas de leche
- 250 g de natillas de chocolate
- 8 peras
- vainilla en polvo
1. Para hacer la masa de la base de la tarta se mezclan los seis primeros ingredientes hasta formar una bola que no se pegue a las manos.
2. Se engrasa el molde y se extiende la masa sobre él insistiendo en las esquinas para que no se rompan al desmoldar. Se mete en la nevera.
3. Se cuecen las peras unos tres cuartos de hora en abundante agua con un poco de azúcar. Una vez que están cocidas se escurren y se secan un poco.
4. En horno a 200ºC se cuece la masa durante 20 minutos.
5. Una vez fría la masa, se extienden las natillas de chocolate y por último se colocan las peras cocidas espolvoreando la vainilla en polvo.