El corazón del otoño invita a extrañar algo y nunca se sabe muy bien el qué. Sin embargo sigue habiendo luz y los días también se disfrutan si rebuscamos y encontramos un acicate. Aunque el día sea gris, siempre aparece alguno.
La ciruela es un fruto de verano pero yo siempre la relaciono con el otoño por su color. Tengo en mente algunas recetas con productos de temporada, pues realmente son los que hay que aprovechar por estar en su mejor momento. Sin embargo, esta semana he elegido las ciruelas. Cuando imagino una receta, no me la quito de la cabeza hasta que la hago. Busco símiles para orientarme pero realmente me dejo llevar por mi instinto y mis ideas.
En otras ocasiones creo haberos hablado del azúcar "cassonade", muy típico belga. Es un azúcar potente, con mucho sabor y que le va muy bien a algunos postres. En este buscaba precisamente potencia, buscaba un color marrón otoñal.
Exquisitos al máximo por: la suavidad de la ciruela cocinada, la esponjosidad del mascarpone, la consistencia especial que le aporta la harina de arroz integral y la potencia de sabor extra del azúcar cassonade.
p e t i t s g â t e a u x de p r u n e s e t c a s s o n a d e
- 130g de mantequilla ablandada
- 1 1/2 tazas de azúcar cassonade
- 2 1/4 tazas de harina sin gluten de arroz integral
- 6 mitades de ciruela
- 200g de mascarpone
- 3 huevos
- 1 1/2 cucharadita de levadura en polvo
- ralladura de limón
- azúcar glace para decorar
1. Batir la mantequilla hasta ablandar y añadir el azúcar y después los huevos uno a uno sin dejar de batir.
2. Añadir el mascarpone y seguir mezclando.
3. Incorporar la harina tamizada, la levadura y la ralladura de limón y seguir mezclando.
4. Engrasar moldes con mantequilla y extender la masa en ellos. En el medio de los moldes, colocar las mitades de ciruela.
6. Hornear en horno precalentado a 175º durante 20-30 minutos o hasta que introduzcamos una varilla salga limpia.
7. Dejar enfriar unos diez minutos antes de desmoldar.
8. Espolvorear con azúcar glace por la superficie.