29/3/12

... un paseo jugoso y unas creamcheese chocolate muffins



Hoy, cuando salía de casa, he levantado la vista y me he topado con esta maravilla de estación que nos contagia.


Acto seguido, he mirado al suelo y me he dado cuenta de que nunca había estado tan bien acompañado. Si me agachaba y soplaba, se levantarían al aire miles de diminutos pétalos. Y si observaba a lo largo, toda la calle era un verdadero espectáculo de puntitos blancos colgados de las ramas.


Allí estaba yo de espectadora, espectadora afortunada por llevar la cámara en el bolso dispuesta a disparar unas cuantas decenas de fotos temprano en la mañana.


Creo que no me equivoco si afirmo que pasear puede ser agradable cualquier día y en cualquier momento, al igual que lo es comerse una muffin de chocolate.

Jugosas es la palabra. Es una receta más de muffins de chocolate pero éstas son especialmente blandas y jugosas, tal y como el día de hoy.


c r e a m c h e e s e   c h o c o l a t e   m u f f i n s   

- 200g de chocolate negro
- 200cl de nata líquida
- 200g de queso crema
- 100g de mantequilla ablandada
- 150g de harina de arroz integral
- 100g de azúcar
- 3 huevos
- 1 cucharadita de levadura

1. Precalentar el horno a 160ºC.
2. Derretir el chocolate en la nata líquida a fuego lento y retirar para dejar enfriar.
3. En otro recipiente mezclar la mantequilla y el azúcar hasta que sea una crema untuosa. A continuación añadir el queso crema y por último, los huevos uno a uno sin dejar de batir.
4. Una vez que el chocolate está frío, añadir a la mezcla de mantequilla, azúcar, queso y huevos y seguir batiendo.
5. Finalmente incorporar la harina y la levadura poco a poco y con movimientos envolventes.
6. Rellenar moldes de muffins con la masa resultante.
7. Hornear durante 25-30 minutos o hasta que comprobemos que la superficie está cocida.
8. Dejar enfriar sobre una rejilla.

24/3/12

Evadirse y concentrarse... pan de teff y sarraceno

Es imposible no asistir a la explosión de la primavera, todos hablamos de ella el día en que nos damos cuenta que la rama del árbol que vemos desde la ventana ha florecido. Ese día, de repente hay más luz, el sol da más calor y el café de la esquina instala su terraza sobre la acera. Apetece evadirse y pasear.


Cada rincón está maravillosamente decorado e imaginado para alegrar, dar color, para transmitir energía y vida. A nadie se le escapa esta estación del año.














Las aldeas, el campo y, en ellas, el pan de pueblo, mi obsesión y mi reto de todas las semanas. Unas veces mejor, otras peor, sigo probando harinas diferentes, cantidades, ingredientes, tiempos... La perfección sin gluten en el pan es complicada y aún no he encontrado la receta estrella para hacer un pan sin gluten lo más natural posible y con la consistencia y sabor deseados. Me voy a tachar de demasiado perfeccionista pero eso es lo que me hace pelear cada semana para mejorar o al menos intentarlo.


En esta ocasión he optado por la harina de teff y de sarraceno con una base de harina de arroz. El teff es un cereal procedente de Etiopía en vías de estudio y pruebas en cultivos y cocina sin gluten. Me alegra saber que las opciones aumentan, eso nos permite tratar de conseguir una calidad de pan lo más parecido al obtenido del trigo. A pesar de que este es un pan con una miga menos abierta y de color oscuro, más parecido a la consistencia del pan integral, aún no he conseguido los resultados que me he exigido. No obstante, van por el buen camino y espero poder presentar una receta mejorada pronto.


Mientras sigo investigando la receta perfecta, os dejo ésta que, para empezar, no está nada mal.

p a n   d e   t e f f   y   s a r r a c e n o


- 350g de harina de arroz
- 100g de harina de teff
- 50g de harina de trigo sarraceno
- 350 ml de agua tibia
- 3 cucharadas de aceite de oliva
- un sobre de levadura seca
- una pizca de sal
- una pizca de azúcar

1. Mezclar las harinas en un bol grande.
2. En un vaso, dejar reposar la medida de agua con el sobre de levadura unos 10-15 minutos.
3. Si se dispone de un mixer eléctrico, poner a velocidad media y comenzar a mezclar las harinas con el agua y la levadura poco a poco sino, amasar de forma manual.
4. Añadir el aceite, la sal y el azúcar y seguir mezclando hasta que la masa no quede demasiado seca ni se pegue a las manos. Puede ser que la mezcla necesite más harina porque esté demasiado húmeda pero si no hace falta, no añadir más, de esta forma se obtendrá una masa más ligera y con más aire.
5. Hacer la forma de la hogaza y colocar en la bandeja de horno envuelta en una tela o paño húmedo al lado de una fuente de calor suave. Dejar reposar durante un par de horas hasta que doble su volumen.
6. En horno precalentado a 190ºC, cocer el pan junto a un recipiente con un poco de agua para mantener la humedad durante aproximadamente media hora o hasta que su superficie se dore.
7. Sacar del horno y dejar enfriar envuelto en un paño antes de cortar en rebanadas. Si no se consume en el día, mejor congelar o, de lo contrario, se seca enseguida.

15/3/12

La sonrisa de mamá... la primavera y unas rosquillas

Una sonrisa, la primavera... Comienzan los días menos encapotados, más agradecidos. Las flores crecen con más fuerza, vigor y color; los días son más largos, ya está llegando...


Con ella, mi madre ha llegado hace una semana. Las mañanas y las tardes se me hacen menos largas: paseamos, charlamos, tomamos café con tarta y freímos unas rosquillas. Le encanta hacer rosquillas.

El tiempo con ella es muy preciado, estamos lejos y nos echamos de menos. Compartimos demasiado y si no nos vemos, nos intuimos, nos predecimos y tenemos un sexto sentido la una sobre la otra. Quizás es nuestra manera de protegernos cuando hay distancia de por medio.


Las rosquillas han sido tradición de mi abuela toda la vida y ella ha sabido transmitírselo a sus hijas. Ahora cambian los papeles y es mi madre quien las hace conmigo y yo quien no se atreve a hacerlas sin ella. Es una gran aficionada a la repostería, siempre lo ha sido. Ahora aprovecha la facilidad de encontrar recetas distintas. Va probando y los demás vamos evaluando. 

Sin ir más lejos, ésta es una receta de las monjas Clarisas adaptada para una receta sin gluten.


r o s q u i l l a s   d e   n a t a  

- 400g de harina sin gluten (más la que admita para amasar)
- 125g de azúcar
- 125g de nata 
- 75g de anís o de licor de limón
- 2 huevos
- 1 sobre de levadura en polvo
- ralladura de limón
- una pizca de sal
- azúcar glace para espolvorear

1. Batir los huevos con el azúcar y la nata.
2. Añadir el anís o licor de limón y la ralladura de limón.
3. Tamizar la harina con la levadura y la sal.
4. Incorporar poco a poco la harina a la mezcla líquida e ir amasando hasta que la masa no se pegue a las manos. Si se necesita más harina, añadir pero no demasiada para que la masa no quede seca y se rompa al hacer la forma.
5. Dar forma a las rosquillas y poner a calentar aceite de girasol en una sarten honda.
6. Freír las rosquillas en aceite no demasiado caliente para que se cuezan bien por dentro. Al ir sacándolas, hacerlo con cuidado y utilizando una espumadera porque las masas de harinas sin gluten se rompen con más facilidad.
7. Una vez fritas y retiradas a una fuente, dejar enfriar y espolvorear con azúcar glace por encima si se desea.

7/3/12

{petit déjeneur}

A veces el desayuno se convierte en mucho más que cualquier comida del día y eternizarlo entre las páginas de un libro, es una manera de empezar bien la mañana.


Los desayunos variados son los que no aburren, con los que se sueña despierta cuando los ojos se abren por la mañana, son los que una no se saltaría por nada del mundo.


No siempre se dispone del mismo tiempo pero cuando hay suficiente, merece la pena "perderlo" en el desayuno. Tampoco hace falta ser muy ocurrente, las cosas más apetitosas pueden ser las más sencillas.


{Feliz mañana}