El frío captura el silencio de Madrid. Solo mis ojos y mis pies. Y después las sensaciones.
Camino asociando ideas. Me atraen las hojas pisadas en las baldosas, ésas que se arrepintieron de caer del árbol y ahora se abrazan a cualquier zapato.
La calle se llena de zapatos a elegir pero todos transitan con premura marcando el ritmo acelerado de una mañana frenética. Los pies responden a la razón al igual que las prisas al estrés.
Todos somos extraños, quizás por eso domine la inexpresión. No me cruzo ni siquiera una sonrisa ¿nadie es feliz?
Los abrigos envuelven tanto los problemas que no dejan aflorar los sentimientos y yo me pregunto si hoy tu necesitas llorar; o tu deseas brincar de alegría; o en cambio tu quieres vaciarte de ira...
Hoy es un día más para todos aunque no sea un día cualquiera porque cada día tiene un qué, un dónde, un cuándo, un quién, un cómo y un por qué.