Por el lago paseaban los cisnes y, por el bosque, Léa y yo. El cielo amaneció despejado y de vez en cuando se colaban algunos rayos entre las ramas, ya desnudas, de los árboles.
La sensación de frío me hizo sentir viva y poner los pies sobre la tierra. Es como una terapia de choque para despertar y volver a la realidad.
De esa inspiración nacen estos cakelets. Y ahora dudo si es mejor olerlos mientras se hornean o comérselos al calor del radiador.
- 125g de mantequilla reblandecida
- 250g de azúcar
- 2 huevos
- 125ml de crème fraîche
- 2 cucharadas de zumo de naranja
- 1 cucharada de ralladura de naranja
- 1/2 cucharadita de cardamomo
- 200g de harina de arroz
- 50g de almidón de tapioca
- 1 cucharadita de bicarbonato
- 125ml de buttermilk
Precalentar el horno a 180ºC y engrasar un molde para mini bizcochos.
En un bol se baten a velocidad media la mantequilla y el azúcar durante un par de minutos.
Se añaden los huevos uno a uno, dejando que se integre bien uno antes de añadir el siguiente.
Se incorporan: la crème fraîche, el zumo de naranja, su ralladura y el cardamomo en este orden.
A continuación se añade la harina mezclada con el almidón y el bicarbonato en tres veces intercaladas con el buttermilk y terminando por la harina en la última vez.
Se rellenan los moldes en una proporción de 3/4 aproximadamente.
Se hornean durante 30 minutos o hasta que se dore la superficie y al introducir una aguja salga limpia.
Dejar enfriar durante 10-15 minutos antes de desmoldar. Desmoldar y dejar enfriar sobre una rejilla otros 10 minutos.