Cerrando etapas... :
Chismorreo
Sillas arrastrándose
Taza de café
Unión: Cariño
31/10/08
29/10/08
Uplifting communities
Estoy feliz y orgullosa de poder escribir mi post de hoy sobre el trabajo admirable que realizan mis dos amigas sudafricanas Marcelle y Claire Clark.
Son dos hermanas que han querido dedicar su vida profesional a la cooperación para el desarrollo, poniendo su granito de arena con fiel convicción para que mucha gente tenga la calidad de vida que se merece.
Movidas por esta sana solidaridad que las caracteriza, han montado una empresa desde la que ambas trabajan mano a mano con las poblaciones subdesarrolladas de los "townships" (distritos segregados de Sudáfrica) en tareas de formación, construcción de escuelas, centros sociales, asesoramiento en temas de "fair trade" (lo que todos conocemos como "comercio justo")... Ellos se convierten en los principales protagonistas de su propio desarrollo puesto que lo viven en primera persona. Y lo que es más importante: son los artífices pero también los favorecidos al final del proceso porque son ELLOS los únicos que recogen los frutos de su sudor y de su esfuerzo.
Hoy me ha costado levantarme pero he abierto el correo y me he despertado con la alegría de las imágenes que Marcelle me ha enviado (he escogido algunas para mostraros).
Sus proyectos no dejan de sorprenderme y es un tema que me ha fascinado siempre. Por eso no descartaría, en un futuro, acompañarlas en su andadura solidaria.
Desde España, les envío un beso enorme y un ¡OLÉ! en letras grandes. Brindo porque sigan trabajando con tanta energía, motivación e ímpetu en una labor que, a mí personalmente, me cautiva. Como decía Gandhi: "Sé el cambio que quieres ver en el mundo".
Keep on succeeding girls! Lots of love !
22/10/08
Lluvia emocional
La lluvia tiene un vago secreto de ternura,
algo de soñolencia resignada y amable,
una música humilde se despierta con ella
que hace vibrar el alma dormida del paisaje.
Es un besar azul que recibe la Tierra,
el mito primitivo que vuelve a realizarse.
El contacto ya frío de cielo y tierra viejos
con una mansedumbre de atardecer constante.
Es la aurora del fruto. La que nos trae las flores
y nos unge de espíritu santo de los mares.
La que derrama vida sobre las sementeras
y en el alma tristeza de lo que no se sabe.
La nostalgia terrible de una vida perdida,
el fatal sentimiento de haber nacido tarde,
o la ilusión inquieta de un mañana imposible
con la inquietud cercana del color de la carne.
El amor se despierta en el gris de su ritmo,
nuestro cielo interior tiene un triunfo de sangre,
pero nuestro optimismo se convierte en tristeza
al contemplar las gotas muertas en los cristales.
Y son las gotas: ojos de infinito que miran
al infinito blanco que les sirvió de madre.
Cada gota de lluvia tiembla en el cristal turbio
y le dejan divinas heridas de diamante.
Son poetas del agua que han visto y que meditan
lo que la muchedumbre de los ríos no sabe.
¡Oh lluvia silenciosa, sin tormentas ni vientos,
lluvia mansa y serena de esquila y luz suave,
lluvia buena y pacifica que eres la verdadera,
la que llorosa y triste sobre las cosas caes!
¡Oh lluvia franciscana que llevas a tus gotas
almas de fuentes claras y humildes manantiales!
Cuando sobre los campos desciendes lentamente
las rosas de mi pecho con tus sonidos abres.
El canto primitivo que dices al silencio
y la historia sonora que cuentas al ramaje
los comenta llorando mi corazón desierto
en un negro y profundo pentagrama sin clave.
Mi alma tiene tristeza de la lluvia serena,
tristeza resignada de cosa irrealizable,
tengo en el horizonte un lucero encendido
y el corazón me impide que corra a contemplarte.
¡Oh lluvia silenciosa que los árboles aman
y eres sobre el piano dulzura emocionante;
das al alma las mismas nieblas y resonancias
que pones en el alma dormida del paisaje!
("Lluvia", Federico García Lorca)
Hoy se han dado dos coincidencias: 1. me voy a aficionar a la poesía, para lo cuál esta mañana he escogido un libro de una escritora novel del que espero mucho; y 2. mi post de hoy, en consonancia con el clima que nos acompaña esta mañana, iba dirigido a la lluvia.
Poesía+lluvia= "Lluvia" (de Lorca). Embelesa.
Y precisamente algunos de sus versos expresan lo que yo tenía intención de transmitir con mi post de hoy. Siempre me ha parecido excitante la forma en la que el clima afecta a nuestro estado de ánimo. Hay tantos estudios sobre ello, que sería imposible resumirlos pero, como antropóloga (con título pero sin experiencia) selecciono los que me interesan. Me hundo en los clásicos y me doy cuenta de que ya Hipócrates definía el clima como el conjunto de circunstancias atmosféricas propias de una región capaces de influir sobre los seres vivos. El hombre se ha adaptado a los climas por los que se ha dispersado desarrollando diferentes culturas y tecnologías para acostumbrarse a nuevas condiciones climáticas. Pero, ¿por qué el clima nos afecta mentalmente? La temperatura del aire, la humedad, el viento o la isolación son factores clave para el comfort humano. E irritabilidad, irascibilidad, tristeza, depresión, nostalgia son síntomas que nos provocan la lluvia, el viento y el frío... esos colores grises que apagan la luz de los días.
...[Lluvia] "La que derrama vida sobre las sementeras y en el alma tristeza de lo que no se sabe..." Así, emocionalmente, compartimos la sensación de: "Me quedo en casa con la mantita hasta los pies. Veo llover tras los cristales. Me invade la tristeza. Lloro y no sé por qué" [Lluvia]... "El amor se despierta en el gris de su ritmo, nuestro cielo interior tiene un triunfo de sangre, pero nuestro optimismo se convierte en tristeza al contemplar las gotas muertas en los cristales"...
algo de soñolencia resignada y amable,
una música humilde se despierta con ella
que hace vibrar el alma dormida del paisaje.
Es un besar azul que recibe la Tierra,
el mito primitivo que vuelve a realizarse.
El contacto ya frío de cielo y tierra viejos
con una mansedumbre de atardecer constante.
Es la aurora del fruto. La que nos trae las flores
y nos unge de espíritu santo de los mares.
La que derrama vida sobre las sementeras
y en el alma tristeza de lo que no se sabe.
La nostalgia terrible de una vida perdida,
el fatal sentimiento de haber nacido tarde,
o la ilusión inquieta de un mañana imposible
con la inquietud cercana del color de la carne.
El amor se despierta en el gris de su ritmo,
nuestro cielo interior tiene un triunfo de sangre,
pero nuestro optimismo se convierte en tristeza
al contemplar las gotas muertas en los cristales.
Y son las gotas: ojos de infinito que miran
al infinito blanco que les sirvió de madre.
Cada gota de lluvia tiembla en el cristal turbio
y le dejan divinas heridas de diamante.
Son poetas del agua que han visto y que meditan
lo que la muchedumbre de los ríos no sabe.
¡Oh lluvia silenciosa, sin tormentas ni vientos,
lluvia mansa y serena de esquila y luz suave,
lluvia buena y pacifica que eres la verdadera,
la que llorosa y triste sobre las cosas caes!
¡Oh lluvia franciscana que llevas a tus gotas
almas de fuentes claras y humildes manantiales!
Cuando sobre los campos desciendes lentamente
las rosas de mi pecho con tus sonidos abres.
El canto primitivo que dices al silencio
y la historia sonora que cuentas al ramaje
los comenta llorando mi corazón desierto
en un negro y profundo pentagrama sin clave.
Mi alma tiene tristeza de la lluvia serena,
tristeza resignada de cosa irrealizable,
tengo en el horizonte un lucero encendido
y el corazón me impide que corra a contemplarte.
¡Oh lluvia silenciosa que los árboles aman
y eres sobre el piano dulzura emocionante;
das al alma las mismas nieblas y resonancias
que pones en el alma dormida del paisaje!
("Lluvia", Federico García Lorca)
Hoy se han dado dos coincidencias: 1. me voy a aficionar a la poesía, para lo cuál esta mañana he escogido un libro de una escritora novel del que espero mucho; y 2. mi post de hoy, en consonancia con el clima que nos acompaña esta mañana, iba dirigido a la lluvia.
Poesía+lluvia= "Lluvia" (de Lorca). Embelesa.
Y precisamente algunos de sus versos expresan lo que yo tenía intención de transmitir con mi post de hoy. Siempre me ha parecido excitante la forma en la que el clima afecta a nuestro estado de ánimo. Hay tantos estudios sobre ello, que sería imposible resumirlos pero, como antropóloga (con título pero sin experiencia) selecciono los que me interesan. Me hundo en los clásicos y me doy cuenta de que ya Hipócrates definía el clima como el conjunto de circunstancias atmosféricas propias de una región capaces de influir sobre los seres vivos. El hombre se ha adaptado a los climas por los que se ha dispersado desarrollando diferentes culturas y tecnologías para acostumbrarse a nuevas condiciones climáticas. Pero, ¿por qué el clima nos afecta mentalmente? La temperatura del aire, la humedad, el viento o la isolación son factores clave para el comfort humano. E irritabilidad, irascibilidad, tristeza, depresión, nostalgia son síntomas que nos provocan la lluvia, el viento y el frío... esos colores grises que apagan la luz de los días.
...[Lluvia] "La que derrama vida sobre las sementeras y en el alma tristeza de lo que no se sabe..." Así, emocionalmente, compartimos la sensación de: "Me quedo en casa con la mantita hasta los pies. Veo llover tras los cristales. Me invade la tristeza. Lloro y no sé por qué" [Lluvia]... "El amor se despierta en el gris de su ritmo, nuestro cielo interior tiene un triunfo de sangre, pero nuestro optimismo se convierte en tristeza al contemplar las gotas muertas en los cristales"...
21/10/08
Las amistades se marchitan pero vuelven a florecer
¿Por qué las relaciones se enfrían? El distanciamiento puede ser una de las causas y, aunque no debería ser una justificación, ocurre a menudo... nos ocurre a menudo. Llegados a este punto y hablando por experiencia, la amistad requiere reciprocidad y sin reciprocidad no hay continuidad. Decía Aristóteles, en Ética a Nicómano,que "la amistad reside en el compartir, en el conversar y en el compenetrarse" por eso el amigo se convierte en ese "otro yo" en el que nos reflejamos.
En cuanto el tiempo y el espacio nos separan, cerramos etapas e iniciamos otras. Nuevas personas entran en nuestras vidas. Poco a poco nos vamos centrando en el presente y dejando atrás (que no olvidando) lo pasado. Las amistades puede que no se acaben, permanecen latentes, a la vez silentes, como si nuestras vidas siguieran y cuando quisiéramos volver a ellas, estuvieran congeladas en un paréntesis detenido en el tiempo. Y en el momento en el que decidimos rescatarlas, o están demasiado marchitas o, por lo general, vuelven a florecer gracias a la ilusión por recuperar el tiempo perdido. Ayer comencé a rescatar una.
En cuanto el tiempo y el espacio nos separan, cerramos etapas e iniciamos otras. Nuevas personas entran en nuestras vidas. Poco a poco nos vamos centrando en el presente y dejando atrás (que no olvidando) lo pasado. Las amistades puede que no se acaben, permanecen latentes, a la vez silentes, como si nuestras vidas siguieran y cuando quisiéramos volver a ellas, estuvieran congeladas en un paréntesis detenido en el tiempo. Y en el momento en el que decidimos rescatarlas, o están demasiado marchitas o, por lo general, vuelven a florecer gracias a la ilusión por recuperar el tiempo perdido. Ayer comencé a rescatar una.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)