Escombros de desolación, hierros que hieren de agonía y oscuridad que sabe a polvo.
Parezco descorazonada. Hay palabras para describir e imaginar el caos y la tragedia pero no así para sentirlo en la piel y vivirlo en la distancia. No hay ingenio que pueda siquiera aproximarse a sentir tal devastación. Haití es el resultado de la adivinanza.
Pienso en muchos pero en realidad solo pienso en ella, en la pequeña que se agarró a la desesperación por vivir cuando le atrapaba el cuerpo ya sin vida de su madre. Hay muchas maneras horribles de morir pero me pregunto si para muchos, entre los cuáles me incluyo, ésta sería la peor.
Hoy le quiero dedicar la mayor y más merecida admiración a una niña que ha querido rendir sus últimas palabras a su madre y al mundo y a cambio, precisamente junto a ella, la persona más importante de su vida, ha recibido el peor y más amargo de los silencios.
18/1/10
15/1/10
Llueven tulipanes
De nuevo 15 de enero y vuelven a llover tulipanes amarillos. Con ellos no te dije adiós porque nunca te has apagado.
Cuando río, reímos juntas y cuando canto, cantamos juntas. Hablo en presente.
Te quiero, siempre.
Cuando río, reímos juntas y cuando canto, cantamos juntas. Hablo en presente.
Te quiero, siempre.
8/1/10
2010
Silencio, llega el 2010. Esta vez pertenece al tigre, lo que quiere decir que huele a energía, a espíritu de superación y a triunfo... todo lo que ansían las tan alteradas economías mundiales. Hay optimismo.
Silencio, llega el 2010. Apenas el sonido de unas ramas que ruegan quitarse peso de encima. A la de tres, se descuelgan un par de kilos de manto blanco que no rompen contra el suelo, sino que se esparcen espontáneas. Año de nieves, año de bienes.
Hace falta que el cielo sonría azul y brillante y el paisaje ciegue de tanto resplandor que las nubes lloren menos y no azoten terribles ventiscas que copen las pestañas de blanco y entierren vidas en la nada.
2010 es nuestro.
Silencio, llega el 2010. Apenas el sonido de unas ramas que ruegan quitarse peso de encima. A la de tres, se descuelgan un par de kilos de manto blanco que no rompen contra el suelo, sino que se esparcen espontáneas. Año de nieves, año de bienes.
Hace falta que el cielo sonría azul y brillante y el paisaje ciegue de tanto resplandor que las nubes lloren menos y no azoten terribles ventiscas que copen las pestañas de blanco y entierren vidas en la nada.
2010 es nuestro.
2/1/10
La cuchara
Una cuchara grande y dorada, proporcional a la taza que acompaña las palabras sueltas con las que aspiro a escritora. La dulzura de las pequeñas cosas cuando menos te lo esperas. Esos regalos que arroja el cariño y que son tan sencillos que solo con la intención saben llegar al alma y comprender una pasión, como es la mía.
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