30/5/11

El tarro de las tentaciones

De cristal o de lata, de colores o neutro, bonito, decorado y grande... sí, sobre todo grande. Así es el tarro de las tentaciones que hay a la entrada de la cocina.

Lo relleno una vez a la semana más o menos y si el tiempo libre me lo permite. Es evidente que yo caigo en la tentación y que me gusta caer pero sobre todo me resulta gracioso ver cómo los demás también sucumben y la forma en que lo hacen.

Sin ir más lejos, este fin de semana he invitado a algunos amigos a comer a casa. Hicimos una comida deliciosa, buen vino, postre, café y gourmandises acompañando... y al final de todo y después de haber comido considerablemente, mis dos amigas, con tono de niñas tímidas, me dicen: "Est-ce que je pourrais avoir une madeleine s´il te plaît?" ("Podría coger una magdalena por favor?"). El tarro está precisamente para eso, para abrirlo y caer en la tentación pero se ve tan bonito que parece que les da vergüenza hacerlo sin permiso. Me encantan las reacciones inocentes.


Cuando nos despedíamos les propuse llevarse unas pocas: la una para el viaje de vuelta a París y la otra, para su desayuno del día siguiente. Ambas se volvieron a hacer las tímidas pero miraron el tarro de reojo y acto seguido les dí las bolsitas. Me sentí satisfecha como las mamás.


Estos días no he tenido ni voy a tener mucho tiempo de hacer dulces más elaborados por eso cubro las necesidades con recetas sencillas que me permiten tener el tarro de las tentaciones lleno. No tener nada me produce sensación de vacío y para mí es importante endulzar los días. Además, poder contar con fruta de temporada es la excusa perfecta para entrar en la cocina y convertirla en magia.


m i n i   m a g d a l e n a s   d e   g r o s e l l a s

-  3 claras de huevo
- 110 g de almendra molida
- 75 g de azúcar glace tamizada
- 40 g de almidón de maíz
- 50 g de mantequilla fundida
- 100 g de grosellas
- Ralladura de limón

1. Precalentar el horno a 180º C.
2. Fundir la mantequilla y dejarla enfriar.
3. En un bol, con un batidor eléctrico, montar un poco las claras de los huevos, añadir el azúcar glace y continuar batiendo.
4. Reducir la velocidad e incorporar la mantequilla, las almendras molidas, el almidón de maíz y la ralladura de limón.
5. Repartir la mezcla en unos moldes de magdalenas pequeños y añadir tres o cuatro grosellas a cada uno.
6. Hornear a 180ºC durante 10 minutos o hasta que la superficie se dore.

27/5/11

27 de mayo y unas cookies sin gluten

Y bien, en los calendarios siempre hay un día para todos: o es un santo, o un cumpleaños, o es el día nacional de..., o el día contra...  ése que está dedicado a algo en especial y con el que, por alguna razón, nos sentimos identificados. Cuando son tantos los días que hay para todo, casi parece que al final el motivo acaba pasando a un segundo plano, sin embargo en cuanto somos protagonistas de ese día y hay algo por lo que luchar, la cosa cambia y queremos gritarlo al mundo entero. Ayer y mañana serán importantes para muchas personas pero hoy es importante para mí por ser celíaca. Nosotros también tenemos un día guardado en el calendario y es el 27 de mayo.


Esta tarde, mientras me sentaba a escribir tras la ventana calada por las gotas, se han apilado muchos recuerdos y para acompañarlos, me he dado un paseo por la cocina para buscar un vaso de leche fría y abrir el tarro de galletas casi recién hechas. Las meriendas son uno de los mejores recuerdos de mi infancia y el comienzo del relato que escribí para colaborar en el libro "Celiacos Famosos" hace ya casi dos años.

La enfermedad celíaca es bastante desconocida y digo bastante porque, aunque a la gente le provoca curiosidad nuestra dieta, no solo es la cuestión alimentaria y ya está. Por mi experiencia y según todas las personas que hemos escrito este libro, hay más detrás de ella y muchos otros síntomas que confunden un diagnóstico que ya de por sí no es fácil. Este libro, cuyos beneficios van a parar a proyectos de investigación, es una manera de contar en primera persona los momentos angustiosos, los graciosos, los difíciles pero también los felices. Es un compendio de muchos sentimientos y tanto si eres celíaco como si tienes a alguien cercano que lo es, te gustará leerlo para conocerle y comprenderle un poco mejor. Cada relato es diferente pero todos son sinceros y especiales.


No somos más prioritarios que cualquier otra enfermedad (y hay muchas) pero también necesitamos que se nos mime y que se nos tenga en cuenta; tampoco pedimos grandes cosas, sino las justas; y no nos quejamos sino que alabamos que los pasos se están dando hacia adelante.

Al igual que empecé con el comienzo de mi relato, termino con el final convencida de que "lo que embellece al desierto es que en algún lugar esconde un pozo de agua".

Plataforma por una Ley Celíaca Española 500.000 firmas.

Y la receta:

d o u b l e   c h o c   h a z e l n u t   c o o k i e s

- 90 g de mantequilla
- 1/2 cucharadita de extracto de vainilla
- 55 g de azúcar moreno
- 1 huevo
- 110 g de harina sin gluten
- 50 g de avellanas molidas
- 25 g de cacao en polvo
- 50 g de chocolate de avellanas en trocitos

1. Batir la mantequilla, el extracto de vainilla, el azúcar y el huevo en un bol.
2. Incorporar las avellanas molidas, después la harina sin gluten y por último el cacao tamizados.
3. Amasar la mezcla hasta que se quede homogénea y envolver en film transparente para dejar reposar en la nevera durante media hora.
4. Precalentar el horno a 180ºC y cubrir la bandeja del horno con papel sulfurizado.
5. Ayudándonos de un molde, ir dando forma a las cookies. Insertar los trocitos de chocolate en cada una.
6. Hornear durante 8-10 minutos a 180ºC y dejar enfriar sobre una rejilla.

18/5/11

Mis días y mis noches

Todo lleva un proceso. Algunos son más cortos, otros más largos; unos más latosos, otros más llevaderos; los unos más sencillos, los otros más complicados; unos verdaderamente motivantes, otros enajenantes... pero al final, para bien o para mal, juegan esfuerzo, ilusión y espíritu.

He aprovechado para revisar mis carpetas de fotos y me he dado cuenta de las horas que he pasado tras el objetivo de mi cámara en los dos últimos años; otras tantas al calor del horno, otras tantas leyendo recetas; otras tantas escribiendo mis pequeñas historias; y muchas otras investigando mercados, comidas... en definitiva... convirtiendo una afición en mi día y en mi noche.

Día porque la luz es a la fotografía lo que el sol a las plantas. Noche porque cierro los ojos y se me amontonan ideas, recetas e inspiración. No conciliar el sueño a veces es agotamiento y otras, quimera.

Las texturas son fundamentales, el peso y los ingredientes también, todos los colores, las palabras... y después de unas cuantas horas cocinando, escribiendo, fotografiando, probando y logrando captar la esencia de todo el proceso... se agotó el día, se agotó la noche pero se colmaron mis aspiraciones.

13/5/11

Quiero, quiero, quiero...

¿Alguna vez había mencionado la sonrisa que se me dibuja cuando alguien llega una mañana y adorna mi plato de desayuno sin gluten con frambuesa y olor a rosa?


Aún hay cosas con las que soñar y sueños que se cumplen.

9/5/11

Mayo florido y hermoso y unos petits pots aux speculoos

No me canso de hacer fotos en este mes de tanta luz y color. Cada mes es bello por su particular forma de ser, solo hace falta caer en la cuenta paseando el ojo por el objetivo de la cámara (a veces es la única manera de reparar en lo que tenemos delante, a un lado, a ambos o incluso lo que dejamos atrás).


En la vida belga, salir a comer fuera y llegar al postre es intuir las mil y una variedades de los típicos postres tradicionales adaptados a una receta con las maravillosas speculoos. En mi caso y ante la imposibilidad de degustar tales maravillas, asimilo la idea, visualizo la textura, estudio los ingredientes y lo plasmo en mi cocina. Se acabó el mirar de refilón y sentir envidia.


El polvo de speculoos permite idear muchas preparaciones diferentes, todas exitosas por su sabor especiado y su textura suave cuando se trata de postres blandos y crujiente cuando se trata de utilizarlo como topping tal cuál.

En esta ocasión, me he decidido por unos sencillos petits pots ante la falta de tiempo para cocinar este fin de semana. Son una propuesta alegre y muy sabrosa para este mayo, florido y hermoso.




p e t i t s   p o t s  a u x   s p e c u l o o s

- 16 galletas speculoos
- 4 cucharadas de fécula de maíz
- 3 cucharadas de azúcar de caña
- 700 ml de leche
- opcional: dos hojas de gelatina

1. Hacer polvo de speculoos ayudándonos de un molinillo o de un tenedor para aplastarlas.
2. Mezclar el polvo de speculoos, la fécula de maíz y el azúcar moreno.
3. Hervir la leche e incorporar la mezcla anterior. No dejar de remover. Añadir las hojas de gelatina ablandadas en agua fría previamente.
4. Cuando espese lo suficiente, retirar del fuego y rellenar los potitos. Dejar enfríar y meter en el frigorífico para que se cuaje completamente.

Calendario: Duermeveland

Y gracias Olaya por tu post sobre Más allá de 365 sonrisas :)

2/5/11

Le marché et un gâteau aux myrtilles

Mercado el miércoles, mercado el jueves, el sábado también, el domingo por la mañana... Tenemos opciones de ir a muchos mercados, cada uno diferente, cada uno singular y todos o casi todos especiales. Me hace feliz ver variedad, comprar cosas diferentes y elegir la calidad de los productos que algunos agricultores y ganaderos miman desde el inicio de la cadena de producción.

El domingo por la mañana hemos ido con unos amigos al mercado. Flores, frutas, verduras, carne, pescado, huevos de granja, mantequilla y quesos de leche cruda... todo un lujo para el bolsillo pero también para el paladar.

Entre muchos otros, los frutos del bosque son una de mis predilecciones y con la mirada puesta en unos arándanos grandiosos fue imposible resistirme a hornear un bizcocho. ¿Su sabor? Aquel del bizcocho de nata que toda la vida hubo para desayunar en casa y... ¿en su interior? arándanos frescos, grandes y dulces, muy dulces y sabrosos.



Esponjoso, jugoso durante días, con un ligero sabor a limón y afrutado... lo seguimos saboreando todas las mañanas con el café. Mañana hay quien saboreará hasta la última y más pequeña miga del trozo que queda para pronto suplicarme que lo cocine de nuevo. Y lo repetiré, con mucho gusto.


g â t e a u   a u x   m y r t i l l e s

- 130g de mantequilla ablandada
- 1 1/2 tazas de azúcar moreno
- 2 1/4 tazas de harina sin gluten de arroz integral
- 1 1/2 tazas de arándanos frescos
- 200g de crème fraîche
- 3 huevos
- 1 1/2 cucharadita de levadura en polvo
- ralladura de limón
- azúcar glace para decorar

1. Batir la mantequilla hasta ablandar e ir incorporando los huevos uno a uno sin dejar de batir.
2. Añadir la crème fraîche y seguir mezclando.
3. Incorporar dos tazas de harina tamizada, la levadura y la ralladura de limón y seguir mezclando.
4. Con la 1/4 taza de harina restante rebozar los arándanos (previamente secados después de lavarlos). Añadir a la masa revolviendo con cuidado para que no se rompan y se les salga el jugo.
5. Engrasar un molde con mantequilla y extender la masa en él.
6. Hornear en horno precalentado a 175º durante 45-50 minutos o hasta que introduzcamos una varilla salga limpia.
7. Dejar enfriar unos diez minutos antes de desmoldar.
8. Espolvorear con azúcar glace por la superficie.