Ayer unos ojos perseguían vitrinas adornadas de perfectos pastelitos prohibidos,
una nariz se enamoraba de su dulce olor
y una boca se encaprichaba soñando con tan solo una miguita de aquellos manjares.
Lo cierto es que esos ojos, esa nariz y esa boca estaban a las órdenes de un vientre y de una conciencia que, siempre alerta por motivos de salud y no de estética, hacían que la expresión final de ese rostro fuese nuevamente de decepción, sacrificio y resignación.
Hay días en los que las tentaciones se vuelven un infierno.
5 comentarios:
Ánimo!!!
Por unas cosas u otras todos tenemos que hacer frente a tentaciones... lo q pasa es q a cada cual le tientan cosas diferentes...
Bso
;)
Hay momentos que nos cuestan... pero en el fondo sabemos que resistirnos es lo mejor que podemos hacer...
Además... conociendo tus dotes culinarios luego te puedes dar una buena recompensa al esfuerzo!
Un abrazo
Eso es lo que hago, luego estoy todo el día dándome recompensas :) pero aún así no es lo mismo poder saborearlo en el justo momento que a uno le apetece
Por un segundo de "gloria" se pueden pasar horas de "penitencia".
Moraleja: Es preferible evitar las tentaciones.
Un beso enorme.
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