28/12/10

Nieve y winter doughnuts

"Año de nieves, año de bienes". Si el refranero no se equivoca, este año volverá a ser bueno. Por lo pronto, en Asturias ha nevado así que aprovecho la coyuntura para invocar a la suerte antes de que empiece el nuevo año.

Ha nevado mucho, sobre todo en las cumbres, por eso en los días soleados merece la pena disfrutar paseando cerca de las nubes y sobre un manto blanco. La altitud y el frío despejan la mente y purifican los pulmones; y los paisajes nevados son la estampa más bonita que ofrecen estas fechas. Me he acostumbrado tanto a la Navidad con nieve que, sin ella, no sería Navidad.


Las tardes de invierno invitan a merendar y parece que poner las manos al calor de una taza siempre es un placer muy bienvenido cuando se vuelve de la calle y también cuando se sacan los brazos de debajo de la manta del sofá. Esta semana, en casa, los protagonistas que caen dentro del vasito de leche caliente, son los doughnuts.



Como seguidora de Lara Ferroni, no podía hacer mi primera receta de doughnuts sin contar con sus indicaciones así que, de su amplia variedad, decidí probar los "Raised Doughnuts" adaptándolo, claro está a mi versión "sin gluten". El proceso necesita mucha atención a los tiempos y a la temperatura de la masa pero el resultado me ha impresionado tanto que después me divertí imaginando muchas variedades de glaseado y decorado para ésta y próximas veces. Además, como veréis, las bolitas que sacamos del medio de los doughnuts, se convierten en deliciosos bollitos para comer una menor cantidad cuando no se tiene tanta hambre.


w i n t e r   d o u g h n u t s

- 1 cucharada de levadura seca o también pueden utilizarse unos 15 g de levadura fresca
- 1 taza de leche entera tibia
- 400-450 g de harina sin gluten (yo he puesto mitad de Mix Dolci y mitad de Mix Pan)
- 30 g de azúcar
- 1/2 cucharadita de sal
- 3 yemas de huevo
- 1/4 taza de mantequilla
- aceite vegetal para freir

1. En un bol se disuelve la levadura en 3/4 de taza de leche. Se añade también 3/4 taza de harina y se mezcla bien hasta obtener una pasta. Se cubre y se deja en un lugar templado durante 30 minutos.
2. Se combina la leche que queda de la taza y el resto de la taza de harina con la ayuda de un mezclador. A ello se le van añadiendo lentamente las yemas de huevo, el resto de harina que queda, el azúcar y la sal. Se mezcla durante 1 minuto y se añade la mantequilla (a temperatura ambiente). Se mezcla durante otro minuto.
3. Una vez que la primera pasta ha hecho esponja, se une a la mezcla anterior y se bate bien con el mezclador a velocidad media hasta que no quede pegajoso (si se pega mucho a las manos, añadir un poco más de harina).
4. Cubrir con un plástico y dejar otros 30 minutos que repose la masa y crezca un poco.
5. A continuación refrigerar al menos una hora o como máximo doce.
6. Extender la masa sobre una superficie enharinada con un rodillo. Ayudándonos de cortapastas del tamaño deseado, se van cortando círculos y poniendo sobre una bandeja. Por último cortamos el círculo más pequeño en el interior y hacemos bolitas para aprovechar la masa.
7. Dejar reposar durante 40 minutos todo en la bandeja y en un lugar templado, nunca cerca de corrientes de aire.
8. Freir de 1 a 2 minutos por cada lado y dejar enfriar antes de glasear.
9. El glaseado puede ser: el clásico (a base de azúcar glace y agua) o un ganaché de chocolate que decoraremos con almendras laminadas, nueces muy picadas o chocolate rallado.





24/12/10

Feliz Navidad

De corazón y con sonrisa, un año más las palabras se me quedan cortas:

A todos vosotros, gracias por estar ahí.

Dulce Navidad

20/12/10

El antes, el después... el todavía

Hacía mucho que no pasaba tanto tiempo seguido junto a mi  familia como en las últimas semanas y, a pesar de que el ritmo aquí es mucho más sosegado que en la capital, intento sacarle el máximo partido a mis días y, sobre todo, no desperdiciar ni un segundo junto a ellos porque luego sé que lo echaré de menos.

Como he dicho, están siendo unas semanas de esas que hacen falta a veces para coger impulso. Mientras paseo me fijo más detenidamente en lugares, rincones, edificios... que han significado mucho para mí en algún momento, me paro a charlar tranquilamente con conocidos, me tomo un café con antiguos amigos y todo es y no es lo que fue pero ahí está el antes, el después... el todavía.

En casa, mi madre es la que más tiempo tiene para disfrutar conmigo. Además de charlar, compartir un café y pasear, nos encanta intercambiar recetas, hacer la compra y cocinar juntas. Siempre nos tenemos algo que enseñar la una a la otra y quizás eso es lo que más me gusta.

Hace un par de días tuvimos un homenaje familiar especial y yo, como siempre, no pude evitar acordarme de alguien demasiado importante que no nos acompañaba. Sentí emoción y ganas de llorar: me emocioné y lloré. Allí estaba mi madre dando un discurso y sin embargo, yo las estaba viendo a las dos. Mi abuela ya no está pero mi madre es su reflejo de personalidad más transparente y puro. Por eso, de alguna manera, siento que las tengo a ambas:

Hay personas imprescindibles y mi madre es una de ellas: unas flores.
Hoy hubiera sido su cumpleaños y no nos olvidamos: una tarta.




14/12/10

¿Te acuerdas cuando...? Reencuentros y galletas de mantequilla

A veces pensamos que la vida es intemporal y, como uno a sí mismo se ve todos los días, tenemos la sensación de que el tiempo solo pasa para nosotros. Pero lo cierto es que nos sorprendemos cuando, de repente, vemos que la gente ha hecho también su vida: se ha casado, tiene hijos... y comprobamos que ya no seguimos siendo aquellos niños.

Han pasado unos cuantos años desde aquel último curso en el Colegio Alejandro Casona, allá por el año 95. A muchos compañeros los he seguido viendo con más o menos frecuencia; algunos forman parte de mis mejores amigos a día de hoy y a otros, no les he vuelto a ver.

En todos mis diarios, aquellos que he ido escribiendo cada día de mi vida, me he dedicado a contar lo que me iba sucediendo con pelos y señales. Probablemente si comenzase a sacarlos de mi baúl y desempolvarlos, encontraría mil historias que seguramente no habría podido recordar de otra manera salvo que alguien lo hubiera hecho por mí. Y esa ha sido precisamente la intención del reencuentro que hemos organizado este fin de semana.

No ha sido fácil hacer llegar la noticia a todos los compañeros de aquel curso pese a las nuevas tecnologías y las redes sociales pero todos los que hemos podido asistir lo hemos disfrutado mucho. En realidad, no hemos sido nosotros los que hemos cambiado, sino nuestras vidas y, al volvernos a juntar, hemos jugado a ser otra vez esos niños que ya se empezaban a creer que crecían y que lo sabían todo. Durante horas han rondado cientos de historias sobre travesuras, profesores, guateques, primeros ligues... y a cada segundo un: ¿te acuerdas cuando...?. Me ha quedado una sensación fantástica en el cuerpo y en el corazón. Ojalá se repita más veces.

Aprovechando que mis dos mejores amigas son muy golosas y venían este fin de semana para el reencuentro, he hecho galletas de mantequilla en dos versiones: con y sin cacao y, como todo en mi cocina: siempre sin gluten.























En esta ocasión las he hecho de otra manera, variando cantidades. Me he dado cuenta de que son más difíciles de trabajar porque al tener bastante mantequilla y ser sin gluten son más frágiles pero merece la pena porque el sabor es muy auténtico. Así, me he adelantado felicitándoles las fiestas con 365 sonrisas.


































g a l l e t a s   d e   m a n t e q u i l l a

- 300 g de harina (yo he puesto harina sin gluten Schär Mix Dolci)
- 180 g de mantequilla a temperatura ambiente
- 125 g de azúcar
- 1 huevo entero
- 2 yemas de huevo
- ralladura de limón
- 20g-30g de cacao puro (para las de chocolate)

1. En un bol grande se pone una montaña de harina, el azúcar, la ralladura de limón y la mantequilla cortada en dados. Se va mezclando con los dedos para deshacer la mantequilla.
2. Se van incorporando el huevo y las yemas uno a uno.
3. Se amasa bien hasta que la masa se despegue de las manos.
4. Se divide la masa en dos bolas. Una de ellas será para las galletas de chocolate, por lo tanto, será a la que añadimos el cacao y mezclamos bien hasta que se convierta en una bola totalmente marrón.
5. Con un papel film se cubren y se meten durante 30-60 minutos en la nevera.
6. Precalentar el horno a 180ºC
7. Una vez frías y con un rollo de cocina, se extienden las masas.
8. Elegimos el cortador deseado y se da forma a las galletas colocándolas después en una bandeja de horno a la que le habremos puesto previamente papel especial para que no sea más fácil despegarlas.
9. Se hornean durante 10-12 minutos a 180ºC.
10. Se dejan enfriar y endurecer antes de quitarlas de la bandeja.

10/12/10

La vida es sueño

El tiempo vuela. Los años pasan y todo parece que fue ayer. Las cosas suceden por una razón y el cambio es un aliento de ilusión y de vida, una expectativa de seguir creciendo para llegar a algo o para no llegar a nada pero, como se suele decir, lo importante es el camino.

Los días anteriores a Navidad siempre son periodos de reflexión para mí, un balance de otro año que se consume cuando llega diciembre y nos llena de nuevos propósitos para mejorar después de haber aprendido de experiencias pasadas.  En 2011 estreno, además de año, vida nueva así que aquí estoy, ansiosa ante una nueva puerta y, sobre todo, ante lo que me espera detrás.

6/12/10

Gâteau brioché pomme-cannelle

No es la primera vez ni será la última que hablo de las manzanas. No es porque sean la fruta por excelencia de Asturias (que también). Y tampoco es porque me encante ir a recogerlas a la pumarada de mi abuelo (que vuelvo a reconocer: también). Es simplemente porque a los postres horneados las manzanas les sientan muy bien.



Siempre que utilizo manzanas barajo muchas opciones y posibilidades pero una vez más me declaro seguidora del gusto de Donna Hay en todas sus creaciones y esta semana la tentación ha sido su "Gâteau briochée pomme-cannelle", del cuál ya no queda ni una miga.

g â t e a u   b r i o c h é   p o m m e - c a n n e l l e 

- 185 g de mantequilla
- 1/2 cucharadita de canela en polvo
- 150 g de azúcar
- 3 huevos
- 225 g de harina de repostería (yo la he puesto sin gluten de la marca Schär)
- 1/2 cucharadita de levadura en polvo
- 80 ml de leche

Relleno:

- 4 manzanas medianas
- 1 cucharadita de azúcar
- 1/2 cucharadita de canela en polvo
- 6 cl de mermelada de albaricoque

1. Precalentar el horno a 160 ºC.
2. Trabajar la mantequilla, la canela y el azúcar hasta que quede una crema a la que añadiremos los huevos uno a uno. Por último se agrega la leche.
3. Cuando esté todo bien mezclado, se incorpora la harina y se mezcla.
4. Engrasar un mode de 22 cm de diámetro y verter la masa.
5. Pelar las manzanas, cortar en mitades y sacar el corazón con las pepitas. Seccionar las mitades en finas láminas para que se hagan facilmente cuando se hornee.
6. Ir colocando las mitades de las manzanas en el círculo que  forma el molde, dejando una de ellas para colocar en el medio. Insertarlas bien cerca del fondo.
7. Mezclar la cucharadita de azúcar y la media cucharadita de canela y espolvorear por encima de las manzanas.
8. Hornear durante 50 minutos a 160ºC y antes de abrir, calentar un poco la mermelada de albaricoque para poder extenderla bien con un pincel.
9. Abrir el horno y pintar la superficie con la mermelada de albaricoque y volver a cerrar dejándolo 10 minutos más.
10. Servirlo templado o incluso frío porque su textura jugosa y suave dura varios días.

Mientras este mes me centro en los proyectos que me esperan en el nuevo año también disfruto de mi tierra: Asturias, y de sus productos porque sé que los echaré de menos.

2/12/10

Semana de muffins de chocolate

Es verdad cuando se dice que a los amigos hay que cuidarlos. Por eso, esta semana no he parado de hornear muffins y diseñar recipientes para regalar. Se nota que las fiestas están por llegar y voy condensando todo mi tiempo libre en poner ideas a funcionar. A mí me hace feliz crear y a los demás recibir, así que ése es mi equilibrio emocional.













La nieve acecha y el tiempo es el idóneo para resguardarse en casa tras la ventana, leer o aprovechar para escribir teniendo siempre cerca una taza caliente y algo dulce, como no, para deleitarse. Son épocas más melancólicas y por lo tanto, para mí, más inspiradoras.



Encontrar una receta que se ajustase a la textura que quería conseguir no fue fácil, la práctica de hornear me está haciendo cada vez más exigente en resultados y ya no me conformo con cualquier cosa. Esta vez he aprovechado una receta muy jugosa de muffins y he hecho todo tipo de tamaños.


m u f f i n s   d e   c h o c o l a t e

- 2 huevos
- 150 g de harina de repostería sin gluten o maizena
- 50 g de almendra molida
- 20-30 g de cacao puro en polvo
- 120 g de azúcar moreno
- 100 g de nata líquida
- 50 g de aceite
- 1 cucharada de levadura en polvo

1. Se mezclan los huevos con el azúcar batiendo hasta que doblen su volumen.
2. A continuación se vierte poco a poco la nata y después el aceite.
3. Incorporar la almendra molida y después la harina junto a la levadura tamizada. Remover hasta que quede una masa homogénea para, seguidamente, añadir el cacao puro.
4. Mezclar bien todo y verter la masa en los moldes
5. En horno precalentado a 180ºC introducir las muffins y hornear de 10-15 minutos las más pequeñas y de 20-25 las más grandes.