Las estaciones también son cambios en costumbres, en comidas, en actividades. Llegan unas frutos y se van otros; nacen unas flores y se mueren otras... El otoño me gusta especialmente por la recolección de manzanas, de castañas y moras. Particularmente, las moras me indican, sin duda, el fin del verano y el principio del otoño.
Ir a recoger moras es algo que hacía de pequeña. Solíamos ensuciarnos mucho las manos y la ropa, incluso comer unas cuantas antes de llegar a casa. Al llegar, hacíamos "paparrucha". Mi abuela o mi madre aplastaban las moras en un bol y les añadían azúcar. Nos la comíamos a cucharadas. Venía a ser una especie de mermelada preparada en un pis-pas y comida en un abrir y cerrar de ojos. Me alegra saber que puedo volver a hacer las mismas cosas que hace algún tiempo, eso me asegura que los recuerdos siguen ahí, apilados en la memoria como los libros sin estantería.
Una vez recogidas las moras, el otoño ya está aquí.