Comienza la navidad {alfajores}

Dentro de unos días volvemos a Asturias.Serán las primeras Navidades de Léa y nuestras primeras Navidades con ella. Todos nos esperan impacientes.

Últimamente he entrado mucho en la cocina, cualquier imagen, cualquier libro, cualquier ingrediente me inspiraba. He vuelto a imaginar recetas y a soñar cómo fotografiarlas. Alguien me dijo una vez que ser mamá provocaba arrebatos de inspiración a raudales. Pues bien, he empezado a descubrirlos.

Los alfajores son ese tipo de galletas que me encantaría tener siempre dentro de mis botes de cristal y que, por el contrario, no hago demasiado a menudo. El sabor de la piel de limón, con la mantequilla, el dulce de leche y el coco es una mezcla demasiado maravillosa.

La leche aromatizada con vainilla es otro clásico que no me acuerdo de preparar a menudo y cuando lo preparo, siempre me arrepiento de olvidarme.

Esta semana, además, he estado muy ilusionada con la publicación online de la revista Singulares, en la que he colaborado con un delicioso bundt cake de speculoos que hará las delicias de vuestras familias si lo horneáis en estas fiestas.

a l f a j o r e s   d e   m a i z e n a

- 100g de mantequilla
- 100 g de azúcar super fina
- 200 g de maizena
- 150 g de harina de arroz
- 3 huevos
- ralladura de limón
- dulce de leche
- coco rallado

1- Batir la mantequilla y el azúcar hasta obtener el punto de pomada.
2- Ir añadiendo los huevos uno a uno hasta que se incorporen de forma homogénea a la masa.
3- Incorporar la piel de limón rallada y por último las harinas mezcladas y tamizadas poco a poco hasta obtener una masa que no se pegue a las manos (quizás es necesaria algo más de harina para conseguir que la masa no se pegue).
4. Extender la masa con un rodillo y cortar con un cortapastas redondo sobre 1 o 2 cm de espesor.
5- Cocer en horno precalentado a 180º durante 15 minutos. La superficie no debe dorarse.
6- Dejar enfriar sobre una rejilla. Una vez fríos, untar el dulce de leche y superponer las galletas con el relleno en el medio. Rebozar las esquinas por donde sobresale el dulce de leche con coco rallado.

Hasta pronto ya desde Asturias.

Speculoos bundt cake, una idea para Singulares Mag

Estoy segura de que somos muchos los que estamos a la luz del candil entre recetas y libros de cocina apuntando todas las ideas para que no se nos escapen en las cenas y comidas de las próximas fiestas.

Yo os propongo un maravilloso bundt cake de cuyo sabor tampoco os podréis escapar y aprovecho para invitaros a leer el nuevo número de Singulares Magazine como manda la tradición: con una taza de chocolate caliente, un dulce acompañando y muchos minutos por delante para disfrutar con tranquilidad. Pinchad aquí.

Pistachio Muffins para Singulares Magazine

Hornear frutos secos es de las cosas más apasionantes en la cocina por su olor inconfundible que deja rastro en todas las esquinas de la casa.

Unas muffins de pistacho ha sido mi propuesta en esta ocasión para Singulares Magazine. 

Seguro que os encantará probar esta receta así que podréis verla aquí.

días hostiles pero sabrosos

Las mañanas se han teñido de un ambiente hostil... niebla, nieve, lluvia, lo que nos hace pensar que estamos mejor en casa que atrapando catarros innecesarios.

Léa crece y cambia sin parar. Es impresionante tener la oportunidad de vivir su evolución cada día, cada hora y minuto. No nos separamos nunca y eso hace que el vínculo sea tan grande que me cuesta describirlo con palabras.

Su alegría y su sonrisa, su curiosidad y su energía, su inteligencia y su capacidad para hacer de mis días un sueño hecho realidad, la convierten en un bebé muy especial. Poco a poco va forjando su personalidad y no puedo sentirme más orgullosa de ella. Comérmela a besos es mi objetivo desde que me levanto hasta que me acuesto (incluidas todas las veces que se despierta cada noche). Esta mañana me la he comido a besos acompañada de este sabroso cake.

Se trata de una estupenda receta, como todas las que hace Lena así que si queréis preparar este delicioso cake de polenta y limón, no tenéis más que pinchar aquí.

ultimando diciembre y un banana bread

 Parece que hace poco aún estábamos hablando del verano y ahora, de repente, las navidades se acercan estrepitosamente.

Si miro por la ventana, los árboles me dicen que efectivamente nos vamos acercando al invierno y mi madre dice que este año será año de nieves porque ha habido muchas avispas. Por mí bien, las navidades blancas han sido mis preferidas desde que era pequeña y podía aprovechar los días sin colegio para divertirme con el trineo, hacer algún muñeco de nieve o preparar la cena en familia viendo nevar tras la ventana.

He empezado a sentarme alrededor de muchos libros de cocina y revistas con la intención de inspirarme ya para estas fechas. Además, aquí empezamos antes, en unos días celebraremos San Nicolás. Nunca me siento a hojearlas sin una taza y un plato con algo de dulce.

Os dejo con un banana bread de coco al que no le he dicho que no ni en el desayuno ni en la merienda.

b a n a n a   a n d   c o c o   b r e a d

- 250g de harina de arroz integral
- 200g de azúcar de caña
- 50g de coco
- 2 huevos
- 100ml de aceite de oliva
- 2 plátanos
- 125ml de crème fraîche

1. Precalentar el horno a 180º, engrasar un molde y cubrirlo de papel sulfurizado.
2. Batir huevos junto al azúcar y cuando estén cremosos, añadir poco a poco el aceite, la crème fraîche, el plátano aplastado con un tenedor y el coco.
3. Incorporar la harina tamizada.
4. Verter la mezcla en el molde y cocer de 50-60 minutos o hasta que se dore su superficie.
5. Dejar enfriar, desmoldar y colocar sobre una rejilla.

mi familia y un streusel de moras

Esta mañana mientras miraba los globos de colores que se desinflaban bajo la chimenea después de la celebración de los seis meses de Léa hace una semana, pensaba en lo afortunada que soy con la familia que tengo.

Pocas horas después, les tenía alrededor de la mesa ante una taza de infusión de hinojo y anís y un trozo de pastel de mora y volvía a pensar en lo afortunada que soy. Nuestro pequeño día a día consiste en ofrecernos pequeños placeres llenos de corazón y buenas intenciones mutuamente. Eso me hace feliz.

s t r e u s e l   d e   m o r a s

Para la base:
- 150g de harina de arroz integral 
- 75g de mantequilla 
- 50g de azúcar de caña
- 1 huevo
- una cucharita de levadura
- vainilla en polvo

Para el relleno:
- 125g de moras
- 30g de azúcar de caña

Para el crumble:
- 100g de maicena
- 50 g de azúcar de caña
- 50 g de mantequilla

1. Precalentar el horno a 180ºC y cubrir un molde cuadrado de papel sulfurizado.
2. Mezclar todos los ingredientes de la base hasta formar una bola de masa que no se pegue a las manos y con un rodillo, estirar la masa y rellenar con ella la base del molde.
3. Para el coulis de moras, poner una sartén al fuego con las moras y el azúcar y esperar a que el azúcar se derrita y las moras se deshagan formando un coulis. Verter sobre la base de la masa.
4. Para hacer el crumble, mezclar todos los ingredientes formando miguitas e incorporar encima del coulis de moras.
5. Hornear durante 35 minutos.

un viaje, nueva inspiración

Hay viajes que se sueñan y que cuando dejan de ser un sueño para convertirse en realidad, son como una los había soñado.

Fue nuestro primer viaje en familia programado fuera de las vacaciones habituales. Dinamarca llevaba siendo un destino preferente para mí desde hace algún tiempo así que nos lanzamos a un road trip con Léa.

Ninguna decepción: cielos azules y manos frías, muchos colores en los parques otoñales, sabrosos pasteles sin gluten, muchos niños y diseño, diseño y más diseño. Éstas son algunas de las imágenes.

Los viajes inspiran siempre. Se ven, se prueban cosas nuevas y a la vuelta una está nerviosa y a la vez ilusionada, con impulsos inevitables de sacar fuera toda esa inspiración y darle forma para convertirla en algo particular que lleve toda la esencia de ese recuerdo, de esa experiencia o de ese momento vivido.

Hasta pronto para compartir una nueva inspiración

Singulares Magazine {colaboración}

Escribo desde un lugar gélido pero muy singular, tan singular como lo que os vengo a anunciar en este breve paréntesis de mi viaje.

Desde hoy comienzo a colaborar con el magnífico equipo de  Singulares Magazine , una preciosa revista online y blog de decoración que seguro ya conocéis y sino os invito a pasaros por su web en la que podéis disfrutar de su primer número con un diseño, fotografía y reportajes estupendos.

Aquí podréis descubrir una deliciosa receta para estos días.

Me despido hasta muy pronto!

baila, bailarina!

Somos danzarines, nos gusta bailar por el mundo. Antes lo éramos dos y ahora lo somos tres así que estamos preparando las maletas.

Mientras soñamos con nuestro viaje, os dejo con una sabrosa receta hasta la vuelta.

 c h e e s e c a k e   a u x   m y r t i l l e s

- 250 g de queso mascarpone
- 50 g de azúcar
- 25 g de maicena
- 3 huevos
- 75 g de arándanos
- ralladura de limón

1. Precalentar el horno a 180ºC e introducir una fuente con agua que utilizaremos para hornear el cheesecake al baño maría.
2. Separar las claras de las yemas. Montar las claras a punto de nieve.
3. Mezclar las yemas, el mascarpone, el azúcar, la maicena, la ralladura de limón y, por último, los arándanos.
4. Incorporar las claras en tres veces y con movimientos envolventes hasta conseguir una masa con aire.
5. Hornear a 180ºC durante 35-40 minutos, hasta que se dore su superficie e introduzcamos una aguja y salga limpia.

una de muchas otras primeras veces

Las primeras veces son únicas y especiales en cualquier acontecimiento de nuestra vida. Hay muchas primeras veces que permanecen y no se olvidan, quizás porque se viven con ilusión y curiosidad.

 
La vida junto a Léa es un viaje con muchas paradas de muchas primeras veces. Cada día hay un cambio que no solo se queda en la retina del ojo, en un baúl o un diario, sino que va mucho más allá.

Esta semana Léa ha podido disfrutar de mis padres, o mejor aún: ellos han disfrutado de ella y de todas las novedades que acumula en sus casi recién cumplidos cinco meses. No es fácil estar lejos. Verles a los tres por la ranura de la puerta hacerse carantoñas, reír a carcajadas y jugar es algo muy emocionante difícil de olvidar.

Hemos aprovechado a pasear lo que la lluvia nos ha dejado y a tomarnos algunas tazas calentitas acompañadas de algún dulce casero mientras charlábamos. Todo eso ya compensa la distancia.

Hasta muy pronto con una nueva receta y más historias para compartir.

the way you smile

Un día lluvioso y muy gris al que solo el otoño bruselense nos tiene acostumbrados. Los parques vacíos. Nosotras saliendo y nuevamente de vuelta en casa sin poder pasear.

Léa y yo aún no podemos jugar mucho, al menos no a juegos que entienda demasiado, así que me entretengo enseñándole a agarrar objetos. Ella se divierte y me sonríe. La manera en que me sonríe de repente me trastoca, deslizo el dedo por su barbilla y le abro la boca. Justo vuelve a sonreír y me sobresalto cuando veo que su primer dientecito comienza a asomar.

Hoy es sin duda un día muy importante. He hecho un dulce, como siempre que celebro algo y como siempre que no, porque no me hacen falta realmente justificaciones.

Lo hemos vivido en casa, no nos hacen falta paseos ni parques llenos, días soleados o verano. Es simplemente una buena noticia y se puede vivir de muchas maneras sin que por ello deje de ser perfecta. Lo que he visto lo retengo en mi memoria, lo que he escrito está en su diario y la emoción que me produce la saboreo en esta tarta.

 

t a r t e   a u x   p o i r e s   e t   c h o c o l a t

- 150 g de harina de arroz
- 50 g de harina de mijo
- 20 g de cacao
- 100 g de mantequilla en dados
- 50 g de azúcar
- 2 o 3 cucharadas de leche
- 250 g de natillas de chocolate
- 8 peras
- vainilla en polvo

1. Para hacer la masa  de la base de la tarta se mezclan los seis primeros ingredientes hasta formar una bola que no se pegue a las manos.
2. Se engrasa el molde y se extiende la masa sobre él insistiendo en las esquinas para que no se rompan al desmoldar. Se mete en la nevera.
3. Se cuecen las peras unos tres cuartos de hora en abundante agua con un poco de azúcar. Una vez que están cocidas se escurren y se secan un poco.
4. En horno a 200ºC se cuece la masa durante 20 minutos.
5. Una vez fría la masa, se extienden las natillas de chocolate y por último se colocan las peras cocidas espolvoreando la vainilla en polvo.

tiempo de manzanas {y una tarte aux pommes}

Esta época siempre me hace pensar en el "prao" de manzanas de mi abuelo. Si estoy allí, voy y disfruto cogiendo manzanas con él. Si no estoy, disfruto recordándolo y lo echo de menos. Creo que no es la primera vez que hablo de sus manzanas, que presumo de sus manzanas. No he encontrado otras iguales, parecidas pero diferentes al fin y al cabo.

Morder una de estas manzanas es aún mejor que utilizarlas para cualquier receta pero como recogemos tantos kilos, cada uno las dedica a lo que más le gusta: mi abuela hace compota, mi madre hace manzanas asadas y yo bizcochos, tartas y crumbles.

Este año tampoco puedo estar allí. Lo añoro tanto que las manzanas están presentes en casa siempre, pero sobre todo en esta estación. Ojalá el año que viene me pueda llevar a Léa, entonces nos juntaremos varias generaciones para la recolección y me encantará ver a "ma poupette" dando sus primeros pasos entre ellas.

 

La "tarte" es una debilidad para mí, la masa sablé también. Mezclar frutas, queso y vainilla... también. Me gusta a cualquier hora, en buena compañía o sola, con té, café o un vaso de leche.

t a r t e   v a n i l l é   a u x   p o m m e s   e t   r i c o t t a

- 150 g de harina de arroz
- 50 g de harina de mijo
- 50 g de azúcar de caña
- 100 g de mantequilla
- 3 cucharadas de leche fría
- 200 g de compota de manzana
- 250 g de ricotta
- 50 g de azúcar glace
- 2 cucharaditas de vainilla en polvo
- 3 manzanas
- 2 cucharadas de azúcar blanquilla
- frutas para decorar

1. Para hacer la masa, se mezclan manualmente la harina, el azúcar, la mantequilla fría y en dados y por último, la leche hasta obtener una bola.
2. Se engrasa el molde y se va rellenando con la masa ayudándonos de los dedos y de un pequeño rodillo hasta que quede bien estirada. Después, se va cubriendo el borde. Una vez acabado, se refrigera durante media hora.
3. En horno precalentado a 200ºC, se introduce el molde y se deja cocer durante 20 minutos.
4. Mientras cuece la masa, se cortan las manzanas en finas lonchas y en cuartos. En una sartén con dos cucharadas de azúcar blanquilla, se dejan hacerse las manzanas hasta ablandarse y se reservan.
5. Se mezcla el ricotta con el azúcar glace y las cucharaditas de vainilla en polvo y se reserva.
6. Una vez que la tarta ha salido del horno y ha enfriado, se añade la capa de compota de manzana y se extiende bien, a continuación la capa de ricotta avainillado y por último se van colocando los cuartos de las manzanas. Se deja un espacio en el medio si se desea decorar con otras frutas.
7. Se conserva muy bien en la nevera un par de días.

aún...

Aún es tiempo de disfrutar antes de que llegue la lluvia, moje la hierba y no nos deje sentarnos sobre el mantel a "pique-niquer". Aún queda el rayo de sol que inicia el atardecer y bajo el que los paseos son agradables. Aún reposa el verde de los árboles y sus hojas.

Vivo los días más intensamente que nunca, con sus días y sus noches. Tengo mucho tiempo efectivo para pensar pero poco para realizar. Cuando tengo ese "poco", sigo siendo "otro poco más" la misma de siempre.

f r u t a s   d e   o t o ñ o   a   l a   c r è m e   f r a î c h e

- 2 peras
- 2 ciruelas
- 1 higo
- 50 g de crême fraîche
- 50 g de azúcar
- vainilla en polvo

1. Poner en una sartén las frutas cortadas en cubos o gajos y añadir el azúcar y vainilla en polvo al gusto.
2. Dejar cocer de 10 a 15 minutos a fuego bajo hasta que las frutas se ablanden y suelten su jugo.
3. Colocar en boles y finalizar con una cucharada de crême frâiche (al gusto) y vainilla espolvoreada por encima.
4. Servir y comer las frutas mezcladas con la crème fraîche.

¿Dónde se quedó el verano?

¿Dónde se quedó el verano? Se va y me deja con la miel en los labios, a punto de saborearlo pero despertándome del sueño justo en ese mismo instante. Lo que había imaginado se perdió en la línea del horizonte, mirando al mar.

A pesar de todo y sin pesar, ha sido un verano emocionante e intenso del primer al último día, minuto e incluso segundo.

 

 La vuelta es amarga y a la vez necesaria.